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El desarrollo de capacidades, la llave del futuro de las organizaciones


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En muchas ocasiones, quizás en demasiadas, es necesaria la llegada de un importante revulsivo para que veamos la necesidad de implantar cambios en nuestros modos de proceder. Algo que, de forma quizás traumática, está sucediendo hoy en día en muchas empresas y organizaciones que, debido a las consecuencias de la pandemia mundial, están poniendo el foco en el desarrollo de las capacidades y mentalidades de sus empleados como único camino a seguir para asegurar su pervivencia y crecimiento. ¿No existía antes esa necesidad? Sí. ¿Está siendo el paradigma derivado del Covid la palanca de cambio?. Todo apunta a que así es.

Así lo pone de manifiesto el informe reciente elaborado por la consultora internacional McKinsey en el que, tras encuestar a más de 1.200 líderes empresariales de todo el mundo, revela que el 80 por ciento de los mismos sostiene que el desarrollo de capacidades es extremadamente o muy importante para el crecimiento a largo plazo de sus empresas. Antes de la pandemia este porcentaje se reducía al 59 por ciento.

Del mismo modo, el 53 por ciento de los encuestados asegura que desarrollar las habilidades de los empleados existentes es la forma más efectiva de reducir la brecha de capacidades existente en la actualidad, muy por encima de contratar externamente o reasignar puestos de empleados ya existentes. En esta misma línea, el 75 por ciento asegura que sus organizaciones han mantenido o aumentado su inversión en el desarrollo de capacidades desde que comenzó la pandemia.

Por dónde empezar

Ahora bien, ¿Cómo se deben implantar estos procesos de capacitación o formación? Es relativamente frecuente encontrar organizaciones y empresas que empiezan “la casa por el tejado”, dando más peso a cuestiones formales (aunque también importantes) como la elección de metodologías (online/offline) o la integración en el flujo normal de trabajo del empleado que a crear un proceso guiado y estructurado por objetivos.

Tal y como apunta el informe de McKinsey, el objetivo primordial debe ser la creación de una verdadera cultura del aprendizaje que necesariamente tiene que comenzar por un análisis profundo en el que se determinen los objetivos de la empresa, las capacidades necesarias para alcanzarlos y que identifique la brecha de capacidades existentes.

Este estudio confirma la firme creencia de Talentivo de que valorar las necesidades de talento de cada empresa, evaluar y analizar el perfil de cada persona, orientar a cada profesional según su experiencia y actitud y desarrollar los upskilling o re-skilling de cada uno de ellos son pasos imprescindibles para ayudar a las empresas a ejecutar sus objetivos.

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